El enólogo Francisco Baettig usa una selección de dos parcelas del viñedo Los Suizos en Traiguén, viñedos establecidos como secano, y también mezclando suelos más y menos fértiles. El vino es prensado a racimo completo y luego criado por un año en barricas -un cuarto de ellas nuevas- de 400 litros. La cosecha fue muy fría y lluviosa en la zona por lo que tuvo que retrasarse al menos dos semanas con respecto a la fecha normal. Prepárense, porque lo que esta botella esconde es de alto nivel de adrenalina. Los aromas frutales exuberantes, unidos a tonos minerales; los toques a hierbas y ese cuerpo con el peso y la estructura de un tinto, la fuerza casi tánica de su textura, la acidez vibrante y tensa, como sacada de una limonada. Es amplio, lleno de sabores frutales y minerales; el blanco que necesitan para beber ahora con erizos o guardar por cinco años, al menos, en la cava.